Mi mejor amiga me presentó un buen día a un colega suyo al que hacía 3 años que no veía. Se llamaba Javier y se había trasladado a vivir a Estados Unidos. Nada más ver al chico me di cuenta de que era alguien súper especial. Al cruzar nuestras miradas, todo mi cuerpo se estremeció. Nunca había sentido nada igual al mirara un chico, fue único.